Arrepentido soy de mis acciones,
soy la hilacha total del desatino...
Puse llanto al mirar tan cristalino
de tus ojos
¡mi cielo de emociones!
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Mira mis manos son ciegas prisiones,
pérfidas al perderse en mi destino...
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Te suplico señor, que eres divino
hazle volver con sacras oraciones...
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En la desidia mueren poco a poco
nuestros dos corazones sin razón.
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Sangran por las heridas inflingidas
y quisieran perder las propias vidas
ya que nuestro vergel de la pasión
no nos dará más flores hoy tampoco...
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Valla pasada de poema !. Tiene mucha carga de emociones, me ha impresionado mucho.
ResponderEliminarUn abrazo !
No hay espacio más desolador que un vergel yermo...
ResponderEliminarUn abrazo
Omar, cada poema que escribes, veo que tu estilo se va definiendo y volviéndose más reconocible.
ResponderEliminarEstrecho vuestra mano.
Loque más me interesa es ver con qué manejo montas la arquitectura del soneto. Te confieso que me niego a entrar por cualquier horma y que sólo acepto la servidumbre del ritmo. Esa sí me ocupa. Un abrazo
ResponderEliminarEnteramente muy de acuerdo con el señor Delgado. No cabe duda que el oficio va burilando un inconfundible estilo con tu garra, tu sello y tu memorabilidad.
ResponderEliminarUn abrazo, poeta.
Dan ganas de llorar, vaya, amigo mío
ResponderEliminarCreo que no diré más, Omar
Abrazos para usted
Ío