van conmigo hacia la poesía...

un poco después del ocaso

¡Cuán hilarante es el ocaso de este día! ¡Venus! fortuidad cósmica que pretende clarear las sombras. Ciertas sensaciones preciosas -por lo delicadas- se arriman a nuestros cuerpos.
Se quema el infinito, al fin.

Vuela la mirada que se pierde y se llena de cielo.
Amar! Silencio, lo inconmensurable de los sentimientos obliga a descarriar el corazón.
Temblorosa la luna, en su pequeñez blanca, nos trae su melodía monótona de la plateada sábana que cubre el mar.
Cuánta grandeza en las sombras que se entrelazan en su danza de la venida noche.
  
Nuestros pensamientos, erradicados, esperan la soledad para ganar intensidad.
El placer es un sufrimiento temporal, que emite suspiros y ayes, tras las heridas del puñal de la carne.
  
Toda la profundidad del cielo metida dentro de la noche; su limpidez está irritada de estrellas, de astros y de luna.
Pero su secreto es inescrutable, la noche es propicia para amarse.
Hay que sufrir el calvario dulce del placer, o huir de lo bello para siempre.

Madre Naturaleza eres despiadada, pues has puesto trampas que apresan los sentidos, aunque también los ensalzan.
Nuestos deseos olvidan orgullo, el recato, las enseñanzas, para volverse totalmente salvajes.

La belleza se vuelve cierta, tangible y complaciente, porque descubre el velo de una noche recién nacida del vientre de fuego de un espectacular ocaso.-

¿me regalarías, entonces, una de tus miradas?
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4 comentarios:

  1. Interesante texto en el que la contemplación corre el velo de Venus,
    o quizá nos descubra...a nosotros.
    Saludos y gracias.

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  2. Una mirada hacia el ocaso viendo amanecer tu alma.
    Besos.

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  3. "La luna en su pequeñez blanca, nos trae su melodía monótona de la plateada sábana que cubre el mar"

    Bella figura poética.

    Precioso texto.

    Saludos.

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  4. Gosto tanto do pôr do sol e das suas nuances cromáticas.

    Belo texto!

    Beijo

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saludos