y se limitó a mirarme,
mírame dije y me habló
.
le he dicho ¡tócame!
y se alejó por el camino,
entonces indignado vociferé ¡vete!
y me tocó
.
ay, que no se puede con este corazón,
hace lo que le viene en ganas
.
su rebeldía lo hace un buen consejero;
mientras balbucea su voz rítmica y sencilla
me tiene a su merced en apacible vivencia;
pero cuando rompe mis autoritarias bridas
cual un potro desbocado arremete contra mi pecho
queriéndose escapar ¡ay, que no se puede!
.
cántaro de la estupidez, se llena de dolor
por mundanas quimeras en las fuentes del desamor
¡él, que es como un dios!
¿porqué?
si vive y muere rodeado de mi, oculto, seguro;
niño del alma en la placenta del sentimiento
.
¡mírame!y el muy bribón cierra sus ojos
¡háblame!
mientras enciende la llama del silencio
¡ven!
pero no, se aleja con su tamborileo inasible
¿me tocas?
ay, lo siento dentro de mi, pero sin responder,
se ha quedado mudo, no caracolea su música
en el mar de mis fantasías
.
sé que no ha muerto,
sé que juega al amor como un inocente niño,
¡cómo no sufrir, si el amor no es un juego, es
el más caro sueño de tantos buscadores que no lo encuentran!
.
arde el vientre de mi alma,
un hierro incandescente me atraviesa de parte a parte
y comprendo que vivir es nada más
sufrir por amor, morir por él, morir en una corazonada
.
Me niego a creer que el corazón sea tan solo un músculo que nos bombea sangre. Yo creo que es mucho más, y estoy de acuerdo contigo en que no siempre hace lo que el cerebro le ordena, a veces va por su cuenta.
ResponderEliminarSaludos
el corazón, este maravilloso misterio...
ResponderEliminarEs persona de contradicciones, así es que yo le diría que se marchase para que corriera tras de mí y me besara.
ResponderEliminarCorazón y razón, no se ponen de acuerdo, y tu magnífico poema lo deja muy claro, y es que el corazón quiere amores que la razón no entiende, menos mal que no siempre es así.
ResponderEliminarOmar, un poema precioso el que nos dejas y que he leído con mucho gusto.
Un abrazo.
Vagamos al capricho de sus latidos inconformes, infantiles a veces o demasiado adustos...
ResponderEliminarél es quien maneja el timón de nuestra vida.
Un abrazo.
Hay que reconciliarse con el corazón. Bonito poema.
ResponderEliminarMe he quedado pegada a ese niño del alma..., a lo que expresas y como lo haces.
ResponderEliminarBellísimo
saludos
Creo que el progreso está más en deuda con los rebeldes e inconformistas que con los dóciles...
ResponderEliminarUn abrazo
es que no va a hacer nada al derecho, siempre a la contra?
ResponderEliminaralguna vez él ( el rebelde) sepa que sí, que vida es amor y sufrimiento...
bello poema, Omar
abrazo
ResponderEliminar...y es que el corazón doblega a la razón tantas veces...
Como siempre, ¡excelente, Omar!
Saludos
Fina
Quien hace caso al corazón, la razón no vislumbra.
ResponderEliminarUn abrazo