Montevideo

con su gacho gris, tumbado a la izquierda
mi ciudad pasea los transeúntes
por sus calles angostas
casi sin pensar en el futuro
.
quiere olvidar y no puede, -quizá no quiere-
a los malevos de antaño
y vuelca sobre dos trozos de hielo
su caña con vermouth
.
su temple orejano y frugal
que lleva atado una contemporaneidad eterna
ve con asombro, escaparse un pasado
que solo queda en versos y letras de tango
.
toma algún medio y medio
y sale al balurdo cotidiano de la rutina
discreto pero febril, porque le pone corazón
a la vida y al amor
.
se quita el gacho y saluda a la belleza
con un piropo musitado
con caballerosidad y entusiasmo
luego sonríe y con un firulete sigue bailando
.
mi ciudad no ríe porque sí
le cuesta mucho reírse a carcajadas
pero lleva en el alma la bonhomía
que encanta al más exigente
.
mi ciudad, canta su tango inolvidable
en la Clarín y en su corazón
tu y yo somos muy parecidos, Montevideo,
bajo el mismo gacho gris
.