rumbo al fin
yo llevo todo un mundo dentro mío
cual un ancho mar, seno del undoso
accionar de mis pasos
que se dirigen cautos a lo umbrío
.
dejan la luz las huellas sin desvío
de mi andar que jamás fue presuroso
y se cortan los lazos
de recuerdos que rompen atavíos
.
para la muerte, piélago vacío,
abandono mi sueño venturoso
y todos mis fracasos;
sin importar amor, mal o hastío
.
acaso un poema
un verso, una vida, bajo tierra
pudriéndose en un tránsito silente,
deja atrás su belleza, y destierra
muchos de los recuerdos que en sí encierra
para irse al olvido eternamente
.
un verso, una vida, ¡ay mi herida
que sangra con la sangre roja y triste!
el verso es sonido que se olvida
y es camino ignorado nuestra vida,
¿a quien le importas tú, si te moriste?
.
quizás, por un error casual mundano,
-en las fauces extrañas del infierno-
si me queda algún verso en una mano
y algo de vida, cual sueño arcano
mi muerte pueda ser poema eterno
.
ojalá pudiéramos hacer de la muerte una digna obra de arte...
ResponderEliminarMás o menos como todos, sólo que tú eres poeta y lo expresas con belleza.
ResponderEliminarPor circunstancias especiales ambos poemas me tocan de cerca. Intento, frente a la muerte pensar que lo importante sobrevive en nuestra memoria y nuestro corazón. Lo otro, lo que es sólo contenedor, es lo que se diluye y desaparece.
ResponderEliminarUn abrazo
uy que bello y profundo
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