balata de lo sublime
la vida me resulta tan pueril
-el nacimiento y hasta el fallecer-
solo importa el amor de mi mujer
.
ella es toda razón para existir;
es la fe, es el deseo, la igualdad,
es caricia, es el beso, mi sentir...
vivimos el amor en puridad
.
lo demás de la vida es vacuidad;
por cada diez penurias un placer
pero sublime...
como mi mujer
.
fatrás del indiferente
puedes ser indiferente
porque total, es normal
.
puedes ser indiferente
no importarte de la gente
en tu rumbo personal
.
mas no serás inocente
si tu corazón no siente
el dolor que causa el mal
.
cuando un acto individual
tenga efecto fatalmente
en tu ser artificial
no llores, indiferente,
porque total, es normal
.
la vida me resulta tan pueril
-el nacimiento y hasta el fallecer-
solo importa el amor de mi mujer
.
ella es toda razón para existir;
es la fe, es el deseo, la igualdad,
es caricia, es el beso, mi sentir...
vivimos el amor en puridad
.
lo demás de la vida es vacuidad;
por cada diez penurias un placer
pero sublime...
como mi mujer
.
fatrás del indiferente
puedes ser indiferente
porque total, es normal
.
puedes ser indiferente
no importarte de la gente
en tu rumbo personal
.
mas no serás inocente
si tu corazón no siente
el dolor que causa el mal
.
cuando un acto individual
tenga efecto fatalmente
en tu ser artificial
no llores, indiferente,
porque total, es normal
.
sextina del ocaso
adormaciendo rojo estaba el día,
-el astro no veía-
cielo y mar en afiatado concierto
de un azul entre grises repintados
encima de inclinados
juncos en reverencia al gran sol muerto
.
atónito quedé, ensimismado,
otro día acabado
con aquel azul ciego y ya deshecho
acopiando recuerdos entre olvidos
con mis cinco sentidos
y con el corazón triste en el pecho
.
ay, que solo quedé, sin estar ella
he perdido su huella
.
mi vida fue fraguada en ilusión
y hoy muere cual el día en el ocaso,
¡que grande mi fracaso!
se hizo negra noche mi corazón
.
.
ay, que solo quedé, sin estar ella
he perdido su huella
.
mi vida fue fraguada en ilusión
y hoy muere cual el día en el ocaso,
¡que grande mi fracaso!
se hizo negra noche mi corazón
.
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