al hombre
en
tu pequeñez frente al infinito universo
sos
inconmensurable, bien llenas de bondad;
bien
transido de odio -en esa mediocridad-
te
vuelves desalmado como también perverso
.
transformas
todo; mundo, espacio, hasta el alma;
ambivalente
ser, tienes valentía y miedo,
tanto
amas o desamas, sin fe tienes un credo,
irreverente
luchas sin encontrar la calma
.
como
un dios terrenal, tu puedes cambiar la suerte,
transformar
la simiente, modificar tu herencia,
volver
el llanto en risa y lo feliz en la nada
.
hombre
que te diriges hacia tu propia muerte
sé
digno de tu sino entre tanta omnipresencia
porque
te matará tu soberbia inexplicada
.
solterona (solo hay frío en ti)
los
naranjos dolían con la fría
tarde
que, descuidada de camino,
pasaba
entre ventana y celosía
hasta
el hogar con tal dolor supino...
.
el
sol descolorido en la sombría
estancia
de horizonte gris alpino,
cantaba
apenas lánguida y umbría
campanadas
de horas sin destino...
.
así,
tú transcurrías esta vida
ansiosa
de llegadas y saludos
en
el intransitado y viejo atajo
por
donde no pasaba ni distraida
la
ansiedad de solteros ni de viudos
ni
siquiera perdido ser pispajo...
Lo bueno y lo malo conjuga el Ser terrenal y tontamente endiosado a sabiendas que más allá se topará con el hoyo negro del tiempo-espacio. Se olvidó de vivir su propia marcha.
ResponderEliminarSaludos desde Quebec.