mirad que diamantina es su mirada,
su sonrisa que aún leve, fascina;
ved su blanco semblante me ilumina
como una blanca estrella consternada
.
ah, qué suave suspiro es la morada
del perfume tan grácil que germina
como una flor gentil y tan pristina,
que en torno a mi es fragante y desvelada
.
me arrebata consigo hacia el confín
con el sabor perenne de su amor;
me lleva el alma en brazos de su suerte
.
mi héroe llevando a grupas triste fin;
siendo amado, querido con ardor
hasta en el paraíso de la muerte
.
carpintero
la mirada tan diestra y precisa del carpintero
busca lograr perfecto el corte con toda destreza,
la escofina suavisa cual rostro de carpintesa
oyéndose el run run que gime el pulido madero
.
ya gira el barbiquí circundando el hondo agujero
y en la boca del hombre cinco clavos sin cabeza
esperan el fatal golpe y hundirse con firmeza
.
repasa con la vista su obra hecha con todo esmero
.
José fue carpintero, imaginándose antes
la silla, ancha mesa, el estante, el cajón;
hizo encordados cuatros y hasta el sinfónico laud
.
cada generación tuvieron mismos semblantes
las mismas herramientas y hasta el mismo corazón
.
¿quién más podría hacer
desde su vivienda al ataud?
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